Enlaces a recursos sobre el AÑO LITÚRGICO en educarconjesus

Lecturas para el verano. EVANGELIZAR

Ya que muchos estaremos a medio ritmo y tendremos seguramente algo más de tiempo libre estival os recomiendo la lectura de este libro (a algunos ya lo he hecho no hace mucho vía email).
Evangelizar es, en síntesis, una obra que medita y analiza concienzudamente la situación religiosa, ideológica y sociocultural de este nuevo milenio así como los antecedentes más próximos que han influido decisivamente en él.
Su autor, Mons. Fernando Sebastián Aguilar (1929-...) ha desempeñado numerosas responsabilidades episcopales y educativas. Emérito desde 2007 del Arzobispado de Pamplona es considerado como una de las mentes más lúcidas de la Iglesia española. El lenguaje sencillo y, a la vez, contundente de sus análisis han posibilitado que sea un referente para escuchar o leer pausadamente. He tenido la suerte de conocerlo de joven y de hablar con él en alguna visita que ha realizado no hace mucho a León (en donde fue consagrado obispo en 1979 y en donde permaneció hasta 1.983).
Son 418 páginas dividida en ocho jugosos capítulos.
Editado por Ediciones Encuentro (Madrid 2010) su precio ronda los 18 euros.
Feliz lectura.

Despierta, ¡levántaté! TOB13-12 por Fano

 

La muerte de una niña (TOB13-12) por JR Flecha

Vivir es convivir. Por eso mismo, morir es en cierto modo conmorir. La muerte es un fenomeno natural, pero nunca terminamos por acostumbrarnos a su venida, sobre todo cuando arrebata de nuestro entorno a las personas más queridas. Cuando se mueren, se “nos mueren”. Con ellas se va algo de nuestra propia vida. Recuerdos, afectos y esperanzas.

Es verdad que cuando las personas queridas llevan mucho tiempo imposibilitadas para hacer una vida normal, muchos se preguntan si merece la pena seguir viviendo de esa forma. Pero también es verdad, que ante la muerte de las personas más jovenes, nuestros sentimientos parecen sublevarse. La muerte viene entonces a cortar una esperanza.

En otros tiempos, la muerte de los niños era muy frecuente. Y lo es todavía en algunos espacios de pobre desarrollo socioeconómico. En los países desarrollados, en los que la natalidad ha disminuido considerablemente, la muerte de un joven es una auténtica tragedia. Los medios de comunicación recogen siempre ese drama.

EL LAMENTO DE UN PADRE

El evangelio que hoy se proclama nos da cuenta de la la grave enfermedad de una niña. Tiene sólo doce anos. Su padre, Jairo, es un judío jefe de la sinagoga. Seguramente ha oído hablar de Jesús y de su cercanía a los enfermos. Y a él se dirige con una súplica directa y confiada: “Mi hija está en las ultimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se cure y viva”.

• “Mi hija está en las ultimas”. He ahí la constatación de la realidad. La traducción popular de esta frase nos permite imaginar la angustia de toda su familia. Y también la de una sociedad en la que la enfermedad y la muerten nos hacen caer en la cuenta de nuestra fragilidad.

• “Ven y pon las manos sobre ella”. Estas palabras evocan una tradición que recordaba a los grandes profetas de Israel. Detrás de la petición se intuye la fe de un pueblo en el poder de Dios. Pero también la orfandad de una sociedad que ha decidido vivir como si Dios no existiera.

• “Para que se cure y viva”. En esa expresión se revela el deseo más intimo de un padre. Y los mejores proyectos que alberga en su corazón. El amor suscita la esperanza. Y con la esperanza brota la imaginacion de lo mejor de la existencia. También la sociedad actual ha de aprender a valorar la salud y la vida.

Por un momento, nos parece que en la súplica de Jairo, se resume el clásico esquema de la catequesis cristiana. La mirada a la realidad, tan dramática en este caso, exige una mirada de fe y alimenta las esperanzas que podrían hacer más humana y asumible la realidad más dolorosa.

LA RESPUESTA DE JESÚS

Merece la pena leer y meditar todo el relato evangélico (Mc 5, 21-43). Frente a la fe de Jairo, se descubre la incredulidad de las gentes y el cinismo de los profesionales del llanto. Pero también se nos revela la serena respuesta de Jesús:

• “La niña no esta muerta, esta dormida”. Estas palabras revelan ya la dignidad y la misión de Jesús. Él es el Señor de la vida y el triunfador sobre la muerte. El resucitado es también el resucitador.

•“La niña no está muerta, está dormida”. Estas palabras pueden resumir la misión de la Iglesia de todos los tiempos. Ella ha sido enviada a anunciar el evangelio de la vida, a celebrarla y a ponerse a su servicio.

• “La niña no está muerta, está dormida”. Esas palabras dejan al descubierto el pesimismo de la humanidad. Su confianza en la técnica no soporta el desafío de la muerte. Todos tendremos que aprender a bucar lo esencial.

Contigo, hablo, niña: Levántete (TOB13-12)

Nacimiento de S. Juan Bautista (escuela Caravaggio año 1635)

Artemisia Gentileschi fue una de las seguidoras de la pintura de Caravaggio. Posterior a este pintor en una generación, el tenebrismo de aquél se halla mucho más matizado en obras como ésta, el Nacimiento de San Juan Bautista. Artemisia recurre a todos los artificios del Naturalismo para plasmar una escena llena de sabor cotidiano y fuerza expresiva. Su pincel es capaz de captar con el máximo realismo las facciones de los personajes y las texturas de los materiales: resulta prodigioso ese mantón de tela en amarillo oro que lleva la mujer del turbante, así como los juegos de transparencias del agua en la palangana que retira la sirvienta que está de pie. La escena está compuesta de una manera curiosa. Se centra en las actividades del grupo de criadas, que lavan y atienden al rosado bebé, que destaca con fuerza por la luz orientada sobre él. El protagonismo se concede a esta labor femenina. A un lado, surgiendo de la penumbra, la figura del padre ocupado en escribir, con otras dos mujeres detrás, es apenas perceptible. La luz proviene de una fuente muy potente situada al lado izquierdo de la escena, lo cual crea enormes contrastes entre zonas iluminadas y oscuras, así como sombras angulosas. Pero la estancia no se pierde en la indefinición, como en otras obras caravaggiescas, gracias al pórtico abierto sobre la luz del día y el paisaje que se ve al fondo.
(visita Artehistoria, una web muy interesante)

S. Juan, la voz que gritará en el desierto


S. Juan Bautista (TO12-12)

Juan o el favor de Dios (TO12-12 por JR Flecha)


La liturgia habitual de este domingo cede el paso a la solemnidad de la natividad de San Juan Bautista. A lo largo del año, sólo se nos propone la celebración  del nacimiento de Jesús, el de María, su Madre y el de Juan, el Bautista que parece reflejar la figura profética de Elías.  
Y no es extraño que el Precursor sea celebrado con tanta solemnidad. La figura de Juan el Bautista ha sorprendido siempre a los discípulos de Jesús, Tanto que los textos evangélicos parecen insistir una y otra vez en afirmar que el Mesías esperado no es Juan sino Jesús.
De una forma y de otra, los textos evangélicos subrayan la providencia de Dios que guía el nacimiento de Juan. Y la luz que le lleva a preparar el camino del Mesías, reconociendo la superioridad del que viene detrás de él y cuyas sandalias no es digno de desatar.

UN NOMBRE NUEVO

En el evangelio que hoy se proclama, contemplamos la escena del nacimiento de Juan (Lc 1, 57-66.80). Y asistimos a una simpática discusión familiar sobre el nombre que se ha de imponer al niño. Aparentemente es una discusión como tantas otras que tienen lugar en torno al nacimiento de un bebé.
Pero algo nos llama la atención, ya desde el punto de vista social. Hasta hace muy poco tiempo, muchas familias ponían al niño el nombre de alguno de sus parientes. De alguna forma, se intentaba que el recién llegado encarnase la imagen y los valores de su antepasado. El nombre parecía marcar su identidad.
Para el niño de Isabel habían soñado ya un futuro calcado sobre el pasado inmediato. Habría de llamarse Zacarías, como su padre. Seguramente muchos esperaban que fuera sacerdote del templo de Jerusalén, como su padre. Y que llegase a una pacífica y serena ancianidad, como su padre. 
Pero Dios le impone el nombre de Juan que significa “Dios ha concedido favor”. Ninguno de sus parientes lo había llevado. Dios le confía una misión única. No ha de servir en el santuario antiguo: ha de preparar el camino al Santo de Dios. No envejecerá en paz. Será condenado a muerte por su fidelidad a la Ley del Señor.

CREYENTE Y CREÍBLE

El relato evangélico recoge el asombro de las gentes y los comentarios que se repiten por las montañas de Judea.
 • “¿Qué va a ser este niño?” Contra toda apariencia va a ser un hombre fiel a la Ley de Moisés. No tanto en las prescripciones rituales, como en la llamada a la conversión y en la promoción de la justicia. 
• “¿Qué va a ser este niño?” Va a ser el precursor del Mesías. No tanto por su aislamiento en el desierto como por su valiente predicación. Juan anunciará su próxima llegada y lo descubrirá después entre los hombres.
• “¿Qué va a ser este niño?” Va a ser un profeta libre y leal, creyente y creíble. Como todo todos los profetas anunciará el bien y la verdad y denunciará el mal y la corrupción. Aunque ello le cueste la vida.

Saber ver el cine

Seguramente muchos de vosotros conocéis ya esta web. Para quienes os acerquéis por primera vez a ella recomendarla por lo sabrosa que puede resultar tanto por su guía para trabajar películas con mensaje en el aula como por sus propuestas para ver en familia y ayudar a fortalecer la visión crítica ante las mismas de los más pequeños y jóvenes de la familia (saber más)

Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús

El viernes de la octava del Corpus, la Iglesia celebra la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. A este respecto es interesante releer  tres documentos pontificales referidos a dicha conmemoración:

1- La encíclica de León XIII "ANNUM SACRUM", de la Consagración del Género Humano al Sagrado Corazón de Jesús, de 25 de mayo de 1899.

2- La encíclica de Pío XI "MISERENTISSIMUS REDEMPTOR", sobre la expiación que todos deben al Sagrado Corazón de Jesús, de 8 de mayo de 1928.

3- La encíclica que el papa Pío XII dedicó al culto sobre el Sagrado Corazón de Jesús "HAURIETIS AQUAS" de 15 de mayo de 1956.



Los árboles y las aves (TO11-12) por JR Flecha

Pasado el ciclo pascual, la liturgia nos devuelve al ritmo del tiempo ordinario. En este tiempo, el evangelio va dictando el ritmo y el tema de la primera lectura. Pues bien, en este año, se nos propone la lectura y meditación del evangelio según San Marcos. Un texto realista y aparentemente sencillo, que presenta a Jesús como Hijo de Dios.

En la primera lectura, el texto del profeta Ezequiel (Ez 17,22-24) presenta las esperanzas de Israel bajo la imagen de un alto cedro. De su cumbre tomará el Señor una ramita y la plantará en la montaña más alta de Israel y crecerá hasta dar abrigo a todas las aves que cruzan los cielos.

La parábola es un canto de esperanza. Habla de Dios y de su misericordia. Anuncia el futuro de Israel, convertido en meta de peregrinación para todos los pueblos. Y, de paso, nos ofrece una enseñanza moral: El Señor humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, seca los árboles lozanos, y hace florecer los árboles secos”.

LA SEMILLA Y LA MOSTAZA

Por su parte, el texto del evangelio que hoy se proclama (Mc 4, 26-34) nos ofrece dos pequeñas parábolas: la de la semilla que crece sola y la del grano de mostaza. Ambas nos trasladan al campo. Pero pronto nos revelan las claves secretas de nuestra vida. Pronto abren ante nuestros ojos el camino de la esperanza y sus dos tentaciones fundamentales.

• La parábola de la semilla que crece sola es propia y exclusiva del evangelio según Marcos. Un hombre arroja en tierra la semilla y se va. Hace su vida ordinaria, durante el día y la noche, pero “la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo”. Buena lección para los presuntuosos que se atribuyen a sí mismos el fruto de la esperanza.

• La parábola del grano de mostaza nos presenta una semilla insignificante y nos anticipa la grandeza del árbol que un día acogerá a las aves del cielo. Nos ayuda a repensar la diferencia entre la simplicidad de los principios y el esplendor final de toda obra buena. Buena lección para los desesperanzados que no pueden confiar fácilmente en el éxito futuro.

LA PALABRA Y LAS PARÁBOLAS

Después de recoger las dos parábolas de Jesús, el evangelista hace un breve resumen de la enseñanza apostólica de Jesús, que reduce a muy pocas palabras: “Con muchas parábolas exponía la palabra, acomodándose a su entender”.

• Con esta frase tan sencilla, el evangelista parece estar trazando un esquema pedagógico, válido para creyentes y no creyentes. Pero seguramente trata de explicar la lentitud con que se está difundiendo en su tiempo el mensaje de Jesús.

• En segundo lugar, el evangelista parece recoger una frase que resume el ideal de la enseñanza de los apóstoles y sus sucesores. La Iglesia entera habrá de acercarse con sencillez y paciencia, acomodándose al entender de las gentes.

• Finalmente, el evangelista deja en su texto una enseñanza específica para los cristianos. Todos han de ver con humildad la expansión del evangelio. Cada uno de ellos ha de sembrar con generosidad el mensaje.

Ante el Señor Sacramentado




Revista Religión y Escuela

César Badajoz, a quien conocéis estupendamente gracias a su blog AULA DE RELI, colabora con la Revista Religión y Escuela, publicación de referencia en lengua española, en materiales, informaciones, experiencias relativas a la educación del hecho religioso que publica la Editorial PPC desde el año 1983. César coordina  la sección de Área de Religión y me propuso que compartiera el proyecto y la experiencia de llevar al obispo de León a la radio escolar de mi centro. Aquí comparto también con todos vosotros esa sentida aportación. Gracias de nuevo, César.
Aprovecho para recomendaros la suscripción a la revista RELIGIÓN Y ESCUELA. Toca un sinfín de temas prácticos para los educadores de religión. Igualmente ofrece la actualidad educativa, normativa... que siempre conviene conocer para estar al día. Sí estáis interesados pinchar en el nombre de la revista y tendréis información más detallada.

Corpus y Fano 2012 (ciclo B)

Cuerpo y sangre de Cristo (por JR Flecha)

La fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo nos recuerda la institución de la Eucaristía. En su celebración, anunciamos la muerte de Cristo, proclamamos su resurrección y manifestamos nuestra decisión de vivir esperando su venida gloriosa. La Iglesia celebra la Eucaristía, pero la Eucaristía hace a la Iglesia.

En un sermón pronunciado en la víspera del Corpus Christi predicaba San Juan de Ávila que esta fiesta había sido instituida para que entendiéramos la grandeza del don de la eucaristía y la alteza de este milagro. En él quiso el Señor extender tanto su mano a hacer maravillas que el cielo y la tierra no las pueden comprender, y no cesan de maravillarse.

Ha pasado medio siglo, pero los sermones que San Juan de Ávila predicaba en la fiesta del Corpus Christi nos parecen todavía actuales y luminosos. Invitaba él a los fieles a meter en su pecho el Santísimo Sacramento, a comulgar a menudo, a acercarse al santo altar de Jesucristo y a rogarle con mucha devoción:

“Señor, en esta tribulación estoy; Señor, en esta fatiga estoy; esta tentación me fatiga; esta deshonra me anda rondando; Señor estoy tibio, estoy flojo, estoy frío; Señor, pues vos sois fuego verdadero, encended mi alma con vuestro amor; abrasad, Señor, mis entrañas en caridad”.

LA MISIÓN Y LA ENTREGA

El evangelio que hoy se proclama (Mc 14, 16. 22-26) nos sitúa en el ambiente de las fiesta de Pascua. Jesús está en Jerusalén y pide a sus discípulos que preparen lo necesario para celebrar con ellos la cena pascual. En nuestra fantasía queda la pregunta por el hombre del cántaro que les facilita la sala grande en el piso de arriba.

Después, el texto nos recuerda que Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: “Tomad, esto es mi cuerpo”. Y algo semejante hizo con el cáliz. En él entregaba su sangre. La sangre de la alianza nueva que había de ser derramada por todos los que aceptaran la salvación.

Aquellos gestos anunciaban su entrega. Demostraban la sinceridad con que había aceptado y vivido su misión. Hacían ver la generosidad con que afrontaba su entrega a la muerte. Y revelaban ya la esperanza con la que preveía su permanencia en el centro mismo de la comunidad de sus discípulos.

ENCRUCIJADA DE LOS TIEMPOS

La fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo no puede dejar indiferente al cristiano. La celebración de la Eucaristía nos sitúa en la encrucijada de los tiempos.

• El pasado no puede ser olvidado. El signo del pan y del vino significaba y hacia presente su entrega por nuestra salvación. La Eucaristía no puede ser trivializada. En ella hacemos memoria de la entrega de Jesús. Por gozosa que sea, la Eucaristía hace presente el sentido de su vida y de su muerte.

• El presente nos implica a todos los que nos acercamos al altar. Al reunirnos en torno al altar veneramos el cuerpo sacramental de Jesuscristo. Pero también nos comprometemos a mantenernos unidos en el cuerpo social de Cristo que es la Iglesia. Y a descubrirlo presente en todos sus hermanos, especialmente los pobres y marginados.

• El futuro nos orienta a la gloriosa manifestación de Jesucristo. La Eucaristía nos lleva a preparar la plenitud de su reino. Desvela el valor relativo de lo que vamos construyendo. Y abre ante nuestros ojos un horizonte último, para que demos a todos nuestros hermanos razones para vivir y razones para esperar.

Corpus Christi