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Puzzles. Todos los Santos. Dificultad: fácil

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En las manos de Dios (J.A.Pagola)

Los hombres de hoy no sabemos qué hacer con la muerte. A veces, lo único que se nos ocurre es ignorarla y no hablar de ella. Olvidar cuanto antes ese triste suceso, cumplir los trámites religiosos o civiles necesarios y volver de nuevo a nuestra vida cotidiana.
Pero tarde o temprano, la muerte va visitando nuestros hogares arrancándonos nuestros seres más queridos. ¿Cómo reaccionar entonces ante esa muerte que nos arrebata para siempre a nuestra madre? ¿Qué actitud adoptar ante el esposo querido que nos dice su último adiós? ¿Que hacer ante el vacío que van dejando en nuestra vida tantos amigos y amigas?
La muerte es una puerta que traspasa cada persona en solitario. Una vez cerrada la puerta, el muerto se nos oculta para siempre. No sabemos qué ha sido de él. Ese ser tan querido y cercano se nos pierde ahora en el misterio insondable de Dios. ¿Cómo relacionarnos con él?
Los seguidores de Jesús no nos limitamos a asistir pasivamente al hecho de la muerte. Confiando en Cristo resucitado, lo acompañamos con amor y con nuestra plegaria en ese misterioso encuentro con Dios. En la liturgia cristiana por los difuntos no hay desolación, rebelión o desesperanza. En su centro solo una oración de confianza: “En tus manos, Padre de bondad, confiamos la vida de nuestro ser querido”
¿Qué sentido pueden tener hoy entre nosotros esos funerales en los que nos reunimos personas de diferente sensibilidad ante el misterio de la muerte? ¿Qué podemos hacer juntos: creyentes, menos creyentes, poco creyentes y también increyentes?
A lo largo de estos años, hemos cambiado mucho por dentro. Nos hemos hecho más críticos, pero también más frágiles y vulnerables; somos más incrédulos, pero también más inseguros. No nos resulta fácil creer, pero es difícil no creer. Vivimos llenos de dudas e incertidumbres, pero no sabemos encontrar una esperanza.
A veces, suelo invitar a quienes asisten a un funeral a hacer algo que todos podemos hacer, cada uno desde su pequeña fe. Decirle desde dentro a nuestro ser querido unas palabras que expresen nuestro amor a él y nuestra invocación humilde a Dios:
“Te seguimos queriendo, pero ya no sabemos cómo encontrarnos contigo ni qué hacer por ti. Nuestra fe es débil y no sabemos rezar bien. Pero te confiamos al amor de Dios, te dejamos en sus manos. Ese amor de Dios es hoy para ti un lugar más seguro que todo lo que nosotros te podemos ofrecer. Disfruta de la vida plena. Dios te quiere como nosotros no te hemos sabido querer. Un día nos volveremos a ver”.

Dios y los demás Mt 22,34-40 (TOA30-14)

“Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, y ¿dónde, si no, se va a acostar?”  (Ex 22, 25-26). Hoy puede resultar sorprendente  este precepto sobre el manto, que se encuentra en el Código de la Alianza, en el libro del Éxodo. 
Tres preceptos negativos prohíben molestar al extranjero, explotar a viudas y huérfanos y prestar dinero con usura. A continuación se incluye este precepto positivo. Un pobre ha pedido dinero a préstamo. Como prenda ha dejado su propio manto. Pero lo necesita para arroparse también durante el sueño. Es preciso devolvérselo para que no sufra el frío de la noche.
El texto no es solamente una recopilación de normas legales y de ideales morales. Es también –o, sobre todo- una revelación del mismo Dios. Por eso  se cierra con una motivación fundamental. Dios se presenta como abogado y defensor del pobre: “Si grita a mí yo lo escucharé, porque yo soy compasivo. Esa es la razón de la justicia y de la solidaridad humana.
  
DOS AMORES

 El evangelio que se proclamaba el domingo pasado evocaba una pregunta trampa que los fariseos y los herodianos dirigieron a Jesús a propósito del tributo. En el texto que hoy se lee escuchamos una nueva pregunta que un fariseo dirige a Jesús. Reconociéndolo como “maestro”, quiere saber cuál es el mandamiento principal de la Ley (Mt 22, 34-40).
Jesús considera como primer mandamiento el que se encuentra en el libro del Deuteronomio: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser”. Ese precepto distinguía a Israel de otros pueblos que ante los dioses sólo experimentaban terror. Amar a Dios era el ideal más alto, porque uno se identifica siempre con lo que ama. 
 Pero Jesús evocaba un segundo mandamiento que se encuentra en el libro del Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. A diferencia del primero, ese precepto podía encontrarse también en otras culturas. En realidad, esa era y es todavía la regla de oro de todas las éticas. Una prueba fácil para reconocer la veracidad del amor humano.  
 
LA LEY Y LOS PROFETAS

Así pues, el primer mandamiento elevaba al hombre a una dimensión vertical, poniéndole de cara a Dios. El segundo lo guiaba, por un camino horizontal, al encuentro con todos los demás hombres. El texto concluye con una conocida frase de Jesús: “Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas”.
• El primero de estos mandamientos revela la vocación religiosa de toda persona.  Denuncia nuestras idolatrías. Y exige la aceptación de la voluntad de Dios, pero también las manifestaciones externas de la religión, como la oración y la alabanza a su misericordia.  
• El segundo de estos mandamientos resume la aspiración a la justicia y la solidaridad. Denuncia nuestro egoísmo Y exige el respeto a los demás, pero también la acogida a los más pobres y necesitados, a los que son considerados como la basura del mundo.

Recursos Sta. Teresa de Jesús (por Fano)

Nuestro amigo César (Aula de Reli) nos ayuda a enlazar diversos recursos sobre Santa Teresa de Jesús que nos presenta nuestro querido compañero Fano. Aquí os dejo los enlaces:
1.- Dibujos en COLOR
2.- Dibujos con TEXTO
3.-  Proyección Fano sobre Sta. Teresa de Jesús

No olvides visitar www.auladereli.es

Dios y el César Mt 22,15-21

“Te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay Dios”  (Is 45,4-5). Es sorprendente este texto que se encuentra en la segunda parte del libro de Isaías. Estas palabras de Dios no se dirigen a un rey de Judá o de Israel, sino a Ciro, rey de los persas, al que el profeta califica como “Ungido por Dios”.
Es cierto que el texto habla de este rey, que vendría a derribar los restos del imperio de los babilonios y a devolver la libertad a los pueblos que ellos les habían arrebatado.  Ciro, en efecto,  promulgaría el edicto que permitía a los hebreos regresar a sus tierras y reconstruir la ciudad de Jerusalén.
Pero el texto habla sobre todo de Dios. Él es el Señor de la historia. La altanería de los poderosos no significa nada en su presencia. Es llamativa esa repetición: Dios elige a Ciro aunque Ciro no conoce a Dios. Es decir, el poder viene de Dios. Y Dios utiliza el poder humano para darnos a conocer sus planes divinos. 

VERDAD E HIPOCRESÍA

 Al poder de los gobernantes se refiere también el evangelio  que hoy se proclama (Mt 22,15-21). Conocemos bien la escena. Aunque habitualmente no se llevan bien entre ellos, los Fariseos se unen por esta vez a los partidarios de Herodes para tender una trampa a Jesús.
Pretenden halagar a Jesús, reconociéndolo como Maestro y subrayando al menos tres de sus virtudes. Admiran su sinceridad, la rectitud con la que enseña el camino de Dios y su independencia de juicio, que no se deja arrastrar por la acepción de personas. Los creyentes sabemos que una vez más, los enemigos de Jesús decían más de lo que sospechaban.
Tras esa florida introducción, llega la pregunta: “¿Es lícito pasar impuestos al César o no?” Seguramente los emisarios pensaban que el Maestro no tenía salida alguna. Si se negaba a pagar impuesto al Imperio Romano, podía ser denunciado. Si apoyaba el sistema de impuestos no podría presentarse como un salvador de su propio pueblo. 
 
LA LEY Y LOS PRIVILEGIOS

Jesús intuye los sentimientos de quienes preguntan y los acusa de hipócritas. Un piadoso israelita no debía llevar monedas acuñadas con imágenes humanas. Pero evidentemente estos  tentadores que se mostraban como piadosos transgredían tranquilamente la Ley. Los que reconocen la sinceridad del Maestro no viven con sinceridad. De ahí la respuesta de Jesús:
• “Pagadle  al César lo que es del César”. En muchos lugares y en todo tiempo los gobernantes suelen mirar con recelo a los cristianos. Piensan que no pueden fiarse totalmente de ellos. Pero los cristianos saben que es un deber de justicia y de caridad colaborar lealmente en la búsqueda y realización del bien común de la sociedad. 
• “Pagadle a Dios lo que es de Dios”. Sin embargo, ya desde el primer momento, los cristianos han aprendido que no siempre las leyes humanas persiguen el bien común. Si las leyes tratan de favorecer a los privados, se convierten en “privi-legios”, como ya decía San Isidoro.  En esos casos, se impone la objeción de conciencia.   

¿Dónde pones tu corazón? Mt 22,15-21 (TOA29-14)



El Rosario de la Virgen María por Juan Pablo II

El rezo del rosario y su riqueza espiritual para los cristianos fueron abordados en la carta apostólica "ROSARIUM VIRGINIS MARIAE" que Juan Pablo II compartió con toda la Iglesia el 16 de octubre de 2.002.
Los 43 números que los componen se distribuyen a los largo de capítulos:
- Introducción (nn. 1-8)
- Capítulo I. Contemplar a Cristo con María (nn. 9-17)
- Capítulo II. Misterios de Cristo, Misterios de la Madre (nn. 18-25)
- Capítulo III. "Para mí la vida es Cristo" (nn. 26-38)
- Conclusión (nn. 39-43)

Maestra de la Luz (himno V centenario Sta. Teresa de Jesús)



MAESTRA DE LA LUZ
(HIMNO PARA TERESA DE JESÚS)

Estribillo:
Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia,
maestra de la luz, centella del amor,
enséñanos la senda por la que caminaste
con alma enamorada, buscando en ti al Señor

La oración es, Teresa, el atrio de tu casa
morada amurallada, palacio de interior,
refugio del humilde que aspira a las virtudes,
castillo de diamante o diáfano color.

La luz va iluminando, Teresa, tus sandalias
que van pisando el tiempo para una nueva edad
con fríos y con soles, con lluvias y con nieves,
con grande sed de viento y amor de libertad.

Estribillo:
(Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia…)

Tu escritura, Teresa, que hiciste de rodillas,
tus sílabas en vuelo, tu verbo celestial,
son fuego que palpita, son llama de amor viva,
palabra que inaugura un canto universal.

Centellas de luz pura, Teresa, son tus ojos
absortos en la noche, prendidos del fulgor.
Reluce y se estremece tu alma que han tocado
los dedos del amado vistiéndola de amor.

Estribillo:
(Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia…)

Carlos Aganzo

El banquete y la fiesta Mt 22,1-14 (TOA28-14)

“Aquel día preparará el Señor de los Ejércitos para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos y vinos de solera”  (Is 25,6). El texto de Isaías que se lee en este domingo repite por tres veces la alusión al monte. Isaías vivía en Jerusalén, así que se refiere al templo del Señor, como meta de la peregrinación de todos los pueblos. 
La salvación se expresa en imágenes fácilmente comprensibles: la muerte es aniquilada; el Señor enjuga las lágrimas y retira el oprobio que ha pesado sobre su pueblo. La alegría se manifiesta también en la retirada de los velos propios del duelo y del luto. Y, sobre todo, en la celebración de un espléndido banquete al que son invitados todos los pueblos.
El texto contrapone al pueblo de Dios a los otros pueblos, tantas veces considerados como enemigos. Pero Dios es un Dios de todos. Su misericordia se extiende por toda la tierra. Así que el profeta anuncia la salvación para todos. La salvación de Dios comporta la reconciliación universal. Por tanto, hay motivos más que suficientes para celebrar una fiesta.

GENEROSIDAD Y EGOÍSMO

 La imagen del banquete aparece también en la parábola  que se contiene en el evangelio  de hoy (Mt 22,1-14). Como se suele decir, el medio es el mensaje. A una sociedad que considera la elección divina como un peso insoportable, es necesario recordarle que  el Reino de Dios es representado por un gran banquete de bodas.
 En un segundo momento, es importante ver que el banquete  se organiza para celebrar las bodas del hijo del rey. El Reino de Dios es representado aquí con los colores y los sabores de un banquete nupcial. El Hijo de Dios se ha desposado con nuestra naturaleza humana. Y esa decisión comporta alegría y fiesta, amor y vida. No se puede vivir con amargura.
Claro que la parábola incluye un elemento dramático. Los convidados al banquete lo rechazan. Unos consideran que sus propios planes e intereses son más importantes que el banquete del rey. Y otros se sienten ofendidos por la invitación hasta el punto de matar a los mensajeros.  Frente a la generosidad de Dios se alzan el egoísmo y el resentimiento humanos. 

LLAMADA Y ELECCIÓN

Con todo, Dios no se da por vencido en su generosidad. Abre las puertas del banquete a toda la humanidad. Pero entre los que acuden a la fiesta hay alguno que llega sin traje de fiesta. Frente a la altanería de los primeros invitados se encuentra el descuido de quien no sabe valorar la grandeza de la invitación. La parábola concluye con un proverbio  bien conocido:  
• “Muchos son los llamados y pocos los escogidos”. La parábola condena un primer pecado: el de ignorar la invitación de Dios o considerarla menos importante que nuestros intereses personales. 
• “Muchos son los llamados y pocos los escogidos”. Pero la parábola condena también un segundo pecado: el de creernos con todos los derechos ante Dios y no llevar con dignidad la vocación que él nos ha dirigido.

Rosarín. Historia del nacimiento del rosario para niños

Este ROSARÍN, en forma de cuento para los niños, ha sido elaborado por la "Infancia misionera:

La Virgen en el cielo se paseaba muy preocupada por todos sus hijos del mundo. Los veía confundidos, equivocados y hasta alejados de Dios.

Como misionera por excelencia buscaba una solución. Un buen día mirando hacia la tierra, encontró un fraile llamado Domingo de Guzmán, el fundador de la Orden de Predicadores, o sea, los Dominicos y las Dominicas.

Pero este fraile no podía dormir pensando en la cantidad de personas que no conocían la Verdad, que es Dios mismo. Sufría por todos los que no amaban a la Madre de Dios. Pasaba horas y horas de rodillas frente al sagrario orando: ¿Qué hago para salvar las almas? Y rogaba a su madre del cielo, una vez y otra vez, dale y dale...

Oró con tanta fuerza que la Virgen se asomó a la ventana del cielo, y de repente ¡sonrió fascinada! Más de un ángel brincó de gusto al ver a la Virgen bailando tan contenta.

Fue que el Espíritu Santo le había soplado la idea para que hasta en el último rincón del mundo, por los siglos de los siglos se alabara a Dios y a su Madre (esto pone feliz a Jesús).

Enseguida la Virgen cargó al Niño Dios y apareció justo delante de Domingo mientras él seguía rezando. Le pidió que extendiera sus manos y se sacó del corazón el gran regalo para toda la humanidad: EL ROSARIO.

Y en un diálogo fabuloso unieron Padrenuestro, Ave María y Gloria y ordenaron los misterios de la vida de Jesús en: misterios de gozo, misterios de dolor, misterios de gloria. Entonces le dijo la Virgen del Rosario: Enséñale esto a todo el mundo. Ve y predica porque Dios te ha elegido para este ministerio.

Así fundó Domingo el rosario, resumen del Evangelio salido del corazón de María. Fue por los caminos alabando, bendiciendo, predicando y enseñando a ser apóstoles con el rosario.

Desde entonces han pasado 800 años y el rosario sigue siendo la fuerza misionera de la Iglesia.

Entrad a mi fiesta que es la vuestra Mt 22,1-14 (TOA28-14)



Actividades sobre la oración del Rosario

MISTERIOS DOLOROSOS
























MISTERIOS GLORIOSOS



MISTERIOS GOZOSOS























MISTERIOS LUMINOSOS


Fuente: elrincondelasmelli.com